domingo

¿Calentamiento global?


A mí esto del cambio climático, del calentamiento global y el largo etcétera de cosas que al planeta le están ocurriendo por las acciones del hombre, me huele a cortina de humo, a intereses creados. Como lo de la soja y otras hierbas que hoy son buenas y mañana no.
Me cuadra más lo de la tesis GAIA aunque bien es cierto, como dicen algunas voces, que la Tierra ya ha identificado a su agresor y va a por él. Esto pone los pelos de punta y creo que nos podemos echar a temblar.

Lo de la foto, ocurrió un viernes, hace unos meses, por la tarde al volver de trabajar. Entraba por Santurce en dirección a Bilbao, como la canción pero impresionando. Nunca había visto algo así al natural, sólo en fotografías curiosas en Internet. Fue como la señal de salida, pues podríamos decir que desde entonces no ha dejado de llover, salvo en contadas ocasiones.
Una mujer dijo una vez hace años que Dios, el de los católicos, porque podría ser Gaia, Lurra o Tierra, castigaría al hombre (como ser humano) con lo más le hacía falta… El agua.
A partir de aquí ya veremos, porque este castigo puede venir en forma de superávit o de escasez.
Entre tanto y no disfrutemos del momento que nos ha tocado vivir siempre que sea posible.

lunes

El contenedor y 2



Los vehículos, hartos de tanto empujón, tanto roce y descaro, decidieron pasar a la acción e intentar enseñarle modales al impertinente contenedor. Y es así que en uno de esos días de viento fue sorprendido el susodicho en uno de sus paseos, y entre coches y furgonetas, le acorralaron en espera de la llegada de la autoridad local cuyo resultado, ya conocéis.

jueves

La policía local de Portugalete (Bizkaia) ha conseguido dentener al indisciplinado contenedor que cada vez que hace viento por mi calle, decide dejar su puesto de servicio y arrastrarse por toda la carretera. Claro como no tiene volante ni ruedas, son los coches aparcados quienes le encauzan y lo redirigen por el vial. No sé yo cuanto durará esta situación, pues con los nuevos vientos, el sigue que te sigue tensando sus ataduras.

domingo

El kit

En esta noche de viento y lluvia, noche de apretarse el cuello de la zamarra con la mano, estoy en este bar, agónico de luz, sentado a una mesa junto a un obligado café humeante.

Extiendo ante mí el kit de supervivencia.
A saber:
Un buen libro. Vaya, no tiene por qué ser bueno para nosotros ya que, a veces, lo valoramos después de haberlo leído.

Música. En el formato que sea. De todo tipo, para ambientar diferentes estados.
Papel en blanco para crear, conjugar y adjetivar; si en estos momentos la inspiración tiene a bien visitarme.

Me he metido los dedos en la boca hasta llegar a la garganta para provocar un vómito con trozos de letras, para provocar una eclosión lingüística que me haga sentir creativo.
Y ahí se encuentran ahora las palabras, esparcidas por el suelo como si de txirlora se tratara.
He cogido un trocito, de esa viruta imaginaria, y le he dado fuego. El humo asciende en pequeñas volutas y escribo sobre la levedad, sobre lo etéreo.
Cojo otro pedazo y lo mastico. Escribo sobre el sabor a viejo, a esencia terrena.
Y así, poco a poco, voy dejando el suelo limpio, mientras el papel va llenándose de recuerdos, anécdotas y sueños. Anhelos, devenires y frustraciones.

El café ya no humea, ha sido testigo mudo de mi abstracción.
Recojo el kit, abandono la taza llena y salgo a la noche, a la lluvia y el viento… a las historias por descubrir.